Tras pulsar un encendedor tras lavarse las manos, la chispa prendió con «una enorme bola de fuego» que se extendió desde sus manos a su cabeza, brazos y piernas.
El gel desinfectante se convirtió en un compañero leal y sumamente sustancial a lo largo de la pandemia. Según comunicaba \’The New York Times\’, la venta de geles alcanzó en el mes de marzo un pico del 73% en comparación con el año pasado, lo que llevó a pequeñas insensateces , como que sus costes se dispararon en interfaces como Amazon, igual que sucedió con las máscaras , que en algunos lugares se han llegado a publicitar por cincuenta o inclusive 90 euros.
Pero marzo queda lejos y a día de hoy no solo logramos hallar un dispensador en cualquier sitio que, obligatoriamente, tenemos que utilizar antes de entrar en cualquier sitio , sino además nosotros poseemos numerosos botes por casa que acostumbramos a utilizar continuamente. Jamás la higiene fue tan importante. Los expertos avisan , eso sí, que no son tan útiles para desinfectar como el jabón y el agua de siempre y que se debe tener en cuenta que para que un gel sea desinfectante debe tener un porcentaje de alcohol de entre el 70% y el 90%, y como el SARS-CoV-2 es un virus se debe adquirir hidrogel con efecto viricida, que cumpla la normativa UNE14476.
Aunque nos sirven y nos sacan de sobra de un apuro , principalmente cuando no hay un baño cerca, en ocasiones escuchamos insólitas novedades sobre . Por ejemplo , en julio , un hombre de 43 años que se encontraba indicándose para luchar contra su alcoholismo sufrió una extraña reacción con el gel hidroalcohólico. Tras aplicárselo para lavarse las manos, comenzó a sonrojarse y a sentir náuseas: una genuina resaca. Se debió a que el medicamento que tomaba, cuando se muestra a una proporción de alcohol (aunque sea pequeña), puede ocasionar esa reacción. Los desinfectantes de manos, al contener un 70%, además tienen que evitarse.
Y no se queda ahí. El taxista británico Brian Hutchinson ha descubierto que una aceptable higiene podría haberle costado la cabeza, de manera literal , según informa el diario El Confidencial. Según comunica \’New York Articulo \’, cuando cogió un encendedor que un pasajero se había dejado en su taxi, no se dio cuenta de que sus manos, recientemente desinfectadas, podían ser un peligro de incendio. En el momento en que pulsó el encendedor, la chispa prendió con, según sus propias palabras , «una enorme bola de fuego» que se extendió desde sus manos a su cabeza, brazos y piernas.
El terrible accidente de Hutchinson se genera en un instante en que los expertos en incendios avisan a los consumidores que tienen que manipular los desinfectantes de manos a base de alcohol con extrema precaución, a la luz de la pandemia de COVID-19, que ha causado un incremento de las ventas y las estafas relacionadas con el producto higiénico.
Hutchinson ha sobrevivido tras múltiples operaciones y también injertos de piel, pues han pasado ya un par de meses desde el incidente. «Duró segundos, pero me ha cambiado la vida para siempre «, explicó, señalando que para cuando llegó la ambulancia él había entrado en shock, y eligieron administrarle morfina inmediatamente. «El mal era insufrible», añadió el taxista. En este momento está en restauración tras siete semanas en el hospital; a lo largo de ese tiempo ha nacido su segundo hijo. «Los médicos dijeron que posiblemente deba usar prendas de entendimiento para protegerme la piel a lo largo de los próximos años».
Incapaz de trabajar, ha creado una página de GoFundMe (interfaz de recaudación) para contribuir a su familia. Lamentablemente , no es el primer caso, en el mes de septiembre , una mujer de Texas fue, según sus palabras , «consumida por las llamas» después de encender una vela con las manos recien desinfectadas. Ten precaución y ten en cuenta que el alcohol isopropílico es enormemente inflamable y puede prenderse fácilmente.